CÁNCER DE ESÓFAGO
CÁNCER DE ESÓFAGO
El cáncer de esófago es más frecuente en varones, se asocia al consumo crónico de tabaco, alcohol y a la administración previa de radioterapia toracoabdominal entre otros y suele diagnosticarse frecuentemente en etapas avanzadas, lo que limita el tratamiento. Se debe al crecimiento anómalo y descontrolado de células del revestimiento interno -mucosa- del esófago y pueden presentarse tanto como una masa o como una úlcera que profundiza en las distintas capas del esófago.
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¿Qué tipos de cánceres de esófago existen?
Existen varios tipos de cáncer esofágico, si bien los cánceres más frecuentes son el adenocarcinoma y el carcinoma epidermoide o escamoso. De los dos, el adenocarcinoma es el cáncer de esófago más frecuente. Generalmente se localiza en la parte baja del esófago -esófago distal- y sobre un esófago de Barrett de reciente diagnóstico. En cambio, el carcinoma escamoso tiende a aparecer en las partes superiores y medias del esófago y suele asociarse a otros cánceres epidermoides de cabeza y cuello, a estenosis esofágicas por cáusticos o ingesta crónica de bebidas muy calientes entre otros factores.
¿Cuáles son los síntomas del cáncer de esófago?
En fases iniciales suele ser asintomático o presentar síntomas inespecíficos. En fases más avanzadas los síntomas del cáncer de esófago predominantes suelen ser disfagia y pérdida de peso. La disfagia o dificultad para tragar es debida a la obstrucción progresiva del esófago. Inicialmente se presenta con la ingesta de alimentos sólidos y progresa paulatinamente hasta presentarlo también con la ingesta de líquidos.
¿Cuál es el pronóstico del cáncer de esófago?
El pronóstico de los tumores de esófago depende de muchos factores, siendo los más importantes el diagnóstico precoz del mismo y el estado nutricional del paciente. Dado que los síntomas aparecen cuando la enfermedad está avanzada, el pronóstico suele ser malo en la mayoría de casos.
¿Cómo se diagnostica el cáncer de esófago?
El diagnóstico del cáncer de esófago se realiza mediante la realización de una gastroscopia que permite localizar la ubicación del cáncer, visualizar su extensión y obtener muestras para confirmar el diagnóstico mediante una biopsia.
Tengo cáncer, ¿y ahora qué hago?
Una vez confirmado el diagnóstico, hay que estudiar la extensión de la enfermedad con el fin de valorar el tratamiento más oportuno. Hablamos de enfermedad localizada cuando el cáncer se encuentra dentro de los límites del esófago y enfermedad avanzada cuando sobrepasa los límites del esófago, se localiza en otros órganos -metástasis- o infiltra órganos vecinos -grandes vasos, corazón-. Algunas de las pruebas más habituales utilizadas para completar el estudio son el TAC toraco-abdomino-pélvico, PET, ecoendoscopia y broncoscopia para descartar la infiltración de la tráquea.
¿Cómo se trata el cáncer de esófago?
El tratamiento viene condicionado por el estadio, es decir, la extensión del cáncer, el tipo tumoral, el estado funcional del paciente, así como los posibles efectos secundarios a la hora de decidir cuál es el mejor plan de tratamiento. Tanto el adenocarcinoma como el carcinoma escamoso han demostrado buena respuesta a los diferentes tratamientos existentes -endoscopia, cirugía, quimioterapia, radioterapia, terapias biológicas-. El orden y la elección del tratamiento se individualizada y adapta a cada paciente.
¿Se puede prevenir el cáncer de esófago?
Sí. En pacientes con riesgo de padecer un cáncer de esófago, el cribado del cáncer esofágico con gastroscopias seriadas pueden detectar lesiones en situaciones precoces. Algunas de estas lesiones precoces pueden incluso curarse con tratamiento endoscópico si están bien delimitadas y no presentan afectación profunda.
¿Quién se puede beneficiar del cribado del cáncer esofágico?
El cribado está indicado en aquellos pacientes con riesgo incrementado de padecer un cáncer de esófago. En el caso del adenocarcinoma, los pacientes con esófago de Barrett conocido y los pacientes con esofagitis por reflujo de tiempo de evolución. En el caso de los carcinomas escamosos, aquellos pacientes con cánceres escamosos de cuello y cabeza previos, pacientes con esofagitis por cáusticos de años de evolución o con síndromes de anemia y membranas esofágicas -síndrome de Plummer-Vinson- entre otros.